Aquellos días en los que Burgos pudo ser “El Valle de los
Caídos”.
Este trabajo comenzó por la curiosidad que despertó en mí un expediente, del que tuve noticia leyendo el libro de Luis Santos y Ganges, "La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, y la Industria de los Billetes de Banco". Allí se afirmaba que la localización de la Fábrica del Estado en Burgos, no sólo obedecía a razones de la calidad del agua o la buena ubicación. También era una especie de compensación a nuestra Ciudad, que como dijo Franco, "tendría una resaca al marcharse los organismos oficiales que había acogido durante la guerra civil". Y como uno de los agravios Luis Santos, cita el prometido y no ejecutado Monumento Nacional en homenaje a los Caídos, que acabó llevándose a Cuelgamuros, llamado ahora el Valle de los Caídos.
También he pretendido rescatar el maravilloso trabajo de investigación de Luis Castro titulado "La memoria hemipléjica", donde se detiene-en uno de sus capítulos- en tratar este tema. Este estudio de Castro, también tuvo eco en la prensa local hace unos años por medio de los periodistas Raúl Briongos y Rodrigo Pérez Barredo.
Visto el tema, he decidido ampliar la información y documentar gráficamente este proyecto, de levantar un Monumento Nacional en homenaje a los Caídos de la Guerra Civil en el Castillo de Burgos. También busco divulgar este hecho ocurrido entre 1937 y 1943. Proyecto fallido, que recibió aportaciones de muchos burgaleses que terminaron siendo llevadas a Madrid, junto con el Gobierno de Franco. Ahora que el enclave de El Valle de los Caídos-y lo que conlleva- ha vuelto a ocupar páginas de información sobre su futuro, puede que sea un buen momento para recordar donde comenzó su historia.
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Se imaginan algo así en lo alto del cerro del Castillo de Burgos. Pudo suceder. |
1-De cómo empezó todo.
A finales de
1936 la Guerra Civil Española parecía que entraba en una etapa decisiva, una
vez que Franco había dictado la orden de caer sobre Madrid con gran parte de lo
que tenía. Y eso eran 30.000 combatientes, acompañados por 16 baterías de
artillería, además del apoyo de carros de combate y aviones alemanes. El
Gobierno Republicano dio por perdida la Capital y se trasladó a Valencia,
dejando al mando al General Miaja y al frente de las
operaciones al Teniente-Coronel Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor de la
Defensa. Y resistieron al
intento de “los nacionales” de entrar a Madrid por el flanco izquierdo,
en el entorno de la Ciudad Universitaria y Casa de Campo.
A primeros de 1937
Franco, cambia de estrategia, y vuelca a sus tropas para intentar cortar las
comunicaciones de los republicanos hacia la Sierra y Valencia. Entre el 11 y el
23 de febrero se desarrolla la batalla del Jarama, que causó muchas pérdidas
humanas y quedó en dejar la situación como estaba. Sin embargo, 13 batallones
de italianos, acompañados por tropas del duque de Sevilla, y los cruceros
Canarias y Cervantes, toman Málaga e inician una cruenta represión.
Estas noticias, debieron recibirse desde Burgos como una
señal del rápido avance de las conquistas, y algunos empezaron a
prepararse para el fin de la guerra, pensando en lo que debía ocurrir después,
pues se temía la pérdida de la capitalidad, como terminaría sucediendo. Burgos
en ese momento cuenta con “42.150 habitantes de derecho, y 44.822 de hecho,
a los que habría que sumar otros muchos con residencia eventual o transitoria”.
El 22 de febrero de 1937, el Ayuntamiento de Burgos recibía
una moción del abogado y corporativo, miembro de la Comisión de Hacienda del
Ayuntamiento de Burgos, Ángel Remacha, sugiriendo la idea de organizar en
Burgos un museo de “carácter Nacional”, en el que puedan reunirse “cuantos
elementos pudieran obtenerse” relacionados con la guerra que acontecía en
España.
La Comisión permanente de dos días después, toma en
consideración tal propuesta, defendida ahora por el corporativo y Presidente de
la Comisión de Gobierno José Antonio Plaza, proponiendo que se una a su idea anterior de
hacer un Museo de Castilla en la Casa de Miranda. Se sugería hacer algo parecido a la Muestra fascista hecha en Roma por Benito Mussolini.
Los corporativos plantean exponer uniformes, emblemas, banderines,
fotografías, prensa, documentos, sellos, etc, referentes a lo que llaman la
segunda Reconquista. Hablan de destinar una sala a Burgos, “en
la que se hiciera visible el papel tan importante que ha jugado en este
momento, reproduciendo en lienzos, escenas, como la constitución de la Junta de
Defensa Nacional, la transmisión de los poderes de ésta al Generalísimo Franco
en el Palacio de Capitanía, etc.” Recordando así mismo a los “héroes
burgaleses que han derramado su sangre por la Patria”, para lo cual quieren
ir recopilando datos, fotos, hechos…
El profesor y, sin embargo, gran amigo Luis Castro, en
2003 recogió este hecho en un artículo titulado “El recuerdo de los caídos:
una memoria hemipléjica”,
que publicó la Revista Internacional de la Guerra Civil, EBRO 38. Repasa como
el Estado que surge tras la Guerra Civil del 36 al 39, rinde homenaje a todos los
caídos del bando llamado ”nacional”, mientras el resto de víctimas de
esta cruel contienda entre españoles es olvidado e incluso castigado.
Hace mención Castro en un apartado, al proyectado Monumento
Nacional a los Caídos y a comienza por un escrito de noviembre de 1936 dirigido
a Alcaldía por “un buen burgalés”. El texto, que se conserva el archivo
municipal, expone que antes de que el Gobierno se traslade a Madrid, debiera
hacerse alguna obra que engrandezca a Burgos. Ponen como ejemplo, urbanizar el
Castillo y restaurar la fortaleza- algo con lo que Franco estaba de acuerdo-
así como levantar un monumento al Sagrado Corazón de Jesús, con estatuas a su
alrededor representando a los actuales salvadores junto a los antiguos héroes.
Así juntaríamos al Cid Campeador con Franco y Mola. La propuesta fue abanderada
por el concejal Moliner y también por el general Luis Orgaz Yoldi.
Este proyecto se intentó acumular, al proyectado y aprobado homenaje a los
caídos pero, como veremos más adelante, la Comisión que se creó al
respecto, rechazó unirlas. El homenaje al Cid, sí verá la luz años después en
la Plaza a la que hoy da nombre y en el puente de San Pablo.
En esos días ya se asumía que la guerra iría para largo,
volcando la ofensiva golpista sobre el Norte, para hacerse con sus recursos
industriales, energéticos y demográficos, conquistándola “pedazo a pedazo”, como
señala el historiador Manuel Tuñón de Lara.
Mola dirigía las seis brigadas navarras y tenía el apoyo desde el aire de 100 aviones
de la Legión Cóndor alemana, que en una ofensiva aire-tierra venció la
resistencia de los vascos. El 26 de abril de 1937, se destruyó por completo
Guernica, campo de pruebas de lo que fue la guerra total años después. A
la muerte de Mola en accidente de avión cuando se dirigía a Burgos, le
sustituyó el General Dávila, que ya acumulaba varios cargos de confianza de El
Generalísimo.
Entre tanto, pasado ya un año desde el inicio de la
contienda, Franco empezaba ya a tener que perfilar una estructura de Gobierno
con el mando militar que él ostentaba, y un partido único-llamado también el
Movimiento- que se había creado: la Falange Española y de las JONS. Y
Burgos se convertía indiscutíblemente en Capital de los sublevados, por estar
más cerca del frente Norte, y controlar mejor así las operaciones. Franco se
instaló en el Palacio de la Isla y trajo a Burgos casi todas las instituciones
del estado nacional.
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Acta de constitución de la Comisión encargada de organizar el levantamiento de un Monumento a los caídos en Burgos. Archivo Municipal 18-3664. |
Lo cierto es que, repasando los expedientes del Archivo
municipal, no es hasta septiembre de 1937 cuando se retoma y pone en marcha
esta idea, que buscaba recibir algo del esfuerzo que las instituciones
burgalesas habían aportado para el bando nacional. Efectivamente, como narra
Castro, el 8 de septiembre-según el acta a las 17 horas- tomó forma en el
despacho de Alcaldía, una comisión que lleve a cabo la idea de levantar un “Monumento
Nacional Altar de los caídos por la Santa Cruzada que se colocará en Burgos
como recuerdo constante”. Suscriben el documento que se presenta a la
aprobación de la Comisión permanente del Ayuntamiento, los representantes de
Autoridades, Corporaciones, Entidades y Organizaciones de FET y de las JONS
de Burgos, recogiendo dicen “ el anhelo de perpetuar la memoria de todos los
caídos en la Gloriosa Cruzada de Liberación de España, por medio de un
grandioso monumento que hable de la gesta actual”.
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Este es el escrito que sirve de origen a la idea y que nace en el seno de las organizaciones falangistas.
Archivo Municipal 18-3347. |
La Falange, en su escrito, hace saber que tienen la aprobación de Franco, y
solicitan la del Gobernador General del Estado, al tiempo que autorice la
apertura de una suscripción nacional.
La Comisión Permanente del Ayuntamiento de Burgos, dos días
después y de urgencia, bajo la Presidencia del Alcalde, Manuel de la Cuesta y
Cobo de la Torre, hace suyo el acuerdo que dicen“no es sugerencia de
Alcaldía” sino de la Falange, tiene “el apoyo expreso de S.E. El
Generalísimo, y el aplauso entusiasta de todas las autoridades”. El acuerdo
se toma con la presencia en el despacho de Alcaldía del Presidente de la
Diputación, y Cámaras de Comercio y de la Propiedad. Se une este escrito a la
moción del capitular Sr. Moliner-aprobada el 23 de diciembre-, de parecida
factura, y se envía la solicitud de aprobación al Gobernador General del
Estado.
2-Los trabajos de la Comisión pro-Monumento Nacional a
los caídos.
La Comisión pro-Monumento Nacional
tuvo como Presidente de Honor al General de División- y en esos momentos Presidente
de la Junta Técnica del Estado- Francisco Gómez Jordana; Vicepresidente de
honor, el Gobernador Civil, coronel Antonio Almagro; Presidente, de facto,
el Alcalde, Manuel de la Cuesta; Tesorero Ricardo Díaz-Oyuelos, Presidente de
la Cámara de la Propiedad Urbana; vocales: un miembro de la Diputación
Provincial, Pascual Eguiagaray-Presidente de la Cámara de Comercio-, y
Valeriano Villalaín Martínez-Jefe Local de la Falange Española Tradicionalista
y de las JONS, como secretario actuó Pedro Izquierdo Ruiz, jefe provincial de
Prensa y Propaganda de FET y de las JONS.
En una de sus primeras reuniones, decide prescindir y
desglosar de la propuesta, la idea del corporativo José Moliner, que es
devuelta al Ayuntamiento, sobre elevar un monumento al Cid “en que aparezca
destacada la figura de Franco”, entendiendo que tal propósito no guarda
relación con un monumento a los caídos.
En esa misma reunión, del 4 de octubre de 1937, se da cuenta de un oficio
remitido al Ayuntamiento, por el Gobernador Civil, que traslada otro del
Gobernador General del Estado, autorizando la suscripción nacional para la construcción
del monumento.
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Escrito del Gobernador Civil, Antonio Almagro, dando cuenta de la concesión de la suscripción nacional para el monumento, según oficio del Gobernador General del estado. Archivo Municipal 18-3347. |
El nombre elegido para el mausoleo es “Monumento
Nacional Altar de los Caídos”, y el emplazamiento será el Castillo de Burgos. Izquierdo, jefe de prensa de la Falange en Burgos, hizo diversas
sugerencias en aquella reunión inicial, que fueron tomadas en consideración por
la Comisión. Son éstas:
·
Urbanizar el cerro del Castillo, lugar señalado para el emplazamiento,
trazando grandes avenidas de acceso.
·
Iniciar una intensa repoblación forestal plantando pinos con gran
profusión, utilizando para la apertura de zanjas y hoyas, el trabajo de presos,
si lo autoriza la Comisión de Justicia.
·
Levantar un “plano taquimétrico” del Castillo y redactar, con el
asesoramiento debido, las bases de un concurso de proyectos, en los que debe
intervenir un arquitecto y un escultor.
·
El Monumento deberá llevar agregada una Biblioteca, un Museo de la
Revolución, una capilla y una cripta.
·
Como el Monumento se lleva a cabo por medio de una suscripción popular,
ya aprobada, se debe constituir en cada Provincia, una Junta de Recaudación,
integrada por el Ayuntamiento, Diputación y FET y de las JONS.
·
Invitar a la prensa nacional para que inicie una intensa campaña de
publicidad, llegando incluso a subvencionar a los grandes rotativos.
Por su parte, Eguiagaray-de la Cámara de Comercio- también
aclaró que las Juntas de Recaudación, debían nombrar Presidentes de Honor a
los Gobernadores Civiles, así como estar
las Cámaras representadas. Del mismo modo hizo hincapié, en que todas las
Juntas de Recaudación Provinciales necesitarán estar coordinadas a la de Burgos, siendo la cuenta de la Caja de
Ahorros Municipal, el lugar a donde deben
llegar las aportaciones. Se establece en principio un plazo de tres meses, que
se prorrogará si se estima que es tiempo insuficiente.
Para el concurso se recoge en el acta que podrán “concurrir
arquitectos y escultores españoles, italianos y alemanes”, aunque este
extremo debía consultarse al Generalísimo “por la trascendencia
internacional que pudiera tener”. Establecen que a partir del anuncio haya
un plazo de tres meses para presentar los bocetos, que el Tribunal-constituido
por dos miembros de la Comisión, “dos artistas de recocido talento y un
arquitecto de indiscutible renombre- los premiará, dando cinco mil pesetas
al primero, tres mil al segundo y dos mil al tercero. El primero y segundo
vendrán obligados a formular proyecto completo en el plazo de seis meses. La
cantidad total y aproximada que estimaban necesaria para levantar todo el
complejo era de 3 millones de pesetas, y el Monumento estaría conformado por
los siguientes elementos:
· - Vías
de acceso
· - Plaza
de Armas
· -Cripta
· -Altar
· -Monumento
propiamente dicho (con torre, grupo escultórico, etc).
· -Museo
· -Biblioteca
· -Dependencias
accesorias.
Consta en uno de los expedientes que hemos consultado, un
informe de un topógrafo con domicilio en la calle Almirante Bonifaz, de fecha
24 agosto 1938, titulado “Condiciones preliminares para el levantamiento
topográfico de la zona del Castillo, para el concurso al Monumento a los
Caídos”. Para establecer una nivelación y adecuación de los terrenos del
Castillo, plantea entre 1 y 2 meses dependiendo de las zonas, y con un coste
económico de 6.000 pesetas, siendo por cuenta del Ayuntamiento la aportación del
salario de los peones.
Había previsiones de que lo hicieran presos si tenían autorización de la superioridad.
La Comisión se reunía todos los lunes y jueves a las cinco de
la tarde en el despacho de Alcaldía. Entre las gestiones de los siguientes
días, está la visita que varios miembros hicieron al Gobernador del Banco de
España-Artigas-, y al gerente de la empresa Minas del Rif, que manifestaron
reunir a sus Consejos de Administración pronto, para ver la cifra que podrán
aportar a la suscripción. Del mismo modo, el Ayuntamiento, por medio del
concejal de Hacienda, notifica que la cantidad que se podrá aportar será de 250.000 pesetas. Se acuerda visitar a los gestores del Banco Español de Crédito
e Hispano Americano, además de otros Bancos y empresas de entidad de la Ciudad.
Las cantidades que se iban comprometiendo se publicaban en “listas
de suscripción” que encabezó el Ayuntamiento, Diputación, Caja de Ahorros
Municipal, Bancos…como se ve en los recortes de prensa del Diario de Burgos.
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Diario de Burgos 8 de noviembre de 1937. |
Los donativos, se anunciaba, debían hacerse en la Caja de Ahorros Municipal en
horario de oficina. El fotógrafo Eustasio Villanueva encabezó la primera relación de aportación de particulares con 500 pesetas.
A los pocos días, en el mismo diario, se ponía en conocimiento que los
donativos también podían llevarse a cuentas abiertas en el Banco de España,
Español de Crédito, Hispano Americano, Mercantil, Bilbao, Banca
Fernández-Villa, y en “todas las sucursales de tales entidades, enclavadas
en la zona liberada.”
En cuanto a la propaganda y la comunicación, se envían cartas
a todas las capitales de Provincia “liberadas”, además de a los centros
o colonias de burgaleses en Santander, Bilbao, Vitoria y San Sebastián; al
Primado, Arzobispos y Obispos; a los periódicos de la FET y de las JONS-para
que lo publiquen-; empresas más importantes, etc.
Sobre las bases del concurso para redactar el proyecto, se
acuerda hablar con Pedro Muguruza, primo de Manuel de la Cuesta, y que en esos
momentos tenía mano en la Academia de Bellas Artes de San Fernando,
pidiendo que asistiera también el Presidente de la Escuela Central de
Arquitectura, Alonso Martos.
El conocido artista burgalés, Fortunato Julián, diseñó
algunos bocetos para la campaña, aunque el falangista Izquierdo, tiró para
casa, señalando que “antes de decidir, se pidiera la ejecución de otros
al destacado artista Señor Cabanas, afiliado a Falange Española Tradicionalista
y de las JONS”.
Entre tanto la guerra seguía su lento curso, y como señala
Tuñón de Lara, “había deshecho cientos de millares de hogares españoles,
arruinando la economía, roto vidas y destinos”. El frente de Teruel y
después la batalla del Ebro componían un relato de guerra de posiciones, y
aunque Franco en abril partió en dos el territorio republicano a la altura de
Vinaroz, alcanzando el Mediterráneo, aún la resistencia en torno a Barcelona, y
la posibilidad de una intervención francesa, amenazaba con alargar la
contienda.
El día 20 de mayo de 1938 se celebra la última reunión de la
Comisión pro-Monumento a los Caídos recogida en el libro de actas. Tras mucho
insistir, se han podido reunir con Muguruza en la sede de Burgos de la Falange,
que les manifestó debían dirigirse a la Comisión de estilo de la Academia de San Fernando,
para la aprobación del proyecto, diciendo que tenía la conformidad de Franco y
había ya recaudado un millón de pesetas. Las bases del concurso, de cuya
redacción se encargaría la Academia de Bellas Artes, debía ajustarse a las
normas impuestas por ese Instituto. Muguruza les aconseja que sondeen antes a “personas
que ocupan jerarquías elevadas y tienen prestigio en el Arte y la Letras”, para
enterarse de cuál es el criterio y opinión que “sustentan”.
Uno de los problemas que se encontró la Comisión, fue la
falta de papel, que en esos momentos de la guerra civil, estaba en su mayor
parte requisado a las empresas privadas. Así se manifiesta este inconveniente
con la Casa Offset de San Sebastián, que no puede atender el encargo de los
12.000 carteles, y motiva el viaje de Cabanas para desatascar el asunto.
3-La aportación del Ayuntamiento de Burgos.
En el expediente del archivo
municipal signatura 9-2178, promovido por la Comisión de Hacienda, se da cuenta
de las resoluciones tomadas sobre la aportación económica del Ayuntamiento de
Burgos al Monumento Nacional a los caídos. Alcaldía interesa, con fecha 15 de
octubre de 1937, a la comisión de Hacienda, “la conveniencia de estudiar la
disposición del Ayuntamiento de Burgos” ante la iniciativa relativa al
Monumento Nacional.
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En este expediente se aprueba la aportación municipal. Archivo Municipal 9-2178. |
La propuesta de Hacienda, de ese mismo día- las cosas iban
con celeridad por lo que se ve- fue aportar 250.000 pesetas, que el
Ayuntamiento, en base a sus previsiones, podría distribuir en varios
presupuestos. Consideran que reportará beneficios a la Ciudad, por las visitas
que generará “al ser de obligada visita de los que, con alma reconocida,
acudan a rendir acto de gratitud y admiración, a los que en obsequio de su
Patria, tributaron lo más preciado de que disponían, su alma”.
Desde el municipio siempre se vio este proyecto, como una oportunidad de atraer
a gentes de toda España, y recuperar el dinero invertido por medio de los
visitantes. Una especie de peregrinaje obligado como lo fue más tarde el
Valle de los Caídos en Madrid.
El día 20 de ese mismo mes, era sometido el dictamen de
Hacienda a la Comisión Permanente que lo aprueba por unanimidad y sin
discusión. Lo firman Manuel de la Cuesta y el Secretario accidental, Gonzalo
Díez de la Lastra. Echevarrieta-Presidente de la Comisión de Hacienda- y otros
4 concejales confirman la propuesta para que sea llevada al Pleno del 30 de
diciembre de 1938, donde se aprobó.
Revisados los expedientes, no hay constancia de que el
Consistorio hizo el ingreso correspondiente en la cuenta habilitada en la Caja
de Ahorros Municipal, pues entre la documentación del expediente del archivo
municipal 18-3347, existe un escrito del Alcalde, dirigido al Gobernador Civil,
remitiendo a otro del Director-Gerente de la Caja de Ahorros Municipal, y donde
se indica que, aunque la suscripción sumaba la cantidad de 923.069,55
pesetas, en realidad, existían unas cantidades no ingresadas. A saber:
ü Banco de España:300.000
ü Ayuntamiento de Burgos: 250.000
ü Diputación Provincial de Burgos:
50.000
ü Caja de Ahorros Municipal: 30.000
ü Señores Diputados Provinciales: 5.000
ü Banco Español de Crédito: 50.000
ü Restaurante “El Castellano”: 50
ü Cartuja de Miraflores: 250
ü Escuela de Vivar del Cid: 14,60
ü D. Valentín Rodríguez: 5
ü Banco Hispano Americano (varios): 850
Restando 5.742,50 ptas por “gastos justificados”, se obtiene
que la cantidad líquida que retiene la Caja de Ahorros Municipal que
es de 231.157,25 ptas, cifra de la que habla también el profesor Castro en
su artículo, como total obtiene la cantidad real recaudado.
4- El tiempo avanza y la iniciativa no cuaja.
La Comisión redacta un borrador para
enviar a todas las capitales de Provincia
que en esos momentos estaban del lado del General Franco, cuyo tenor es el
siguiente:
“Sr. Alcalde de……………………………
Mi distinguido compañero y amigo: Con
el beneplácito de S.E. el Generalísimo, la Comisión que presido va a comenzar
su labor al fin de llegar a la erección del grandioso Monumento Nacional a los
CAIDOS, tributo obligado de España a sus mejores hijos.
La suscripción Nacional que hemos de
iniciar ya, autorizada por S.E. el Gobernador General, habrá de tener en cada
provincia una Junta directiva, por lo que me permito rogarle constituya y
patrocine la Comisión que inicie y atienda en esa provincia la suscripción
Pro-Monumento Nacional a los CAIDOS.
En Burgos dicha Comisión tiene como
Presidente de Honor al Excmo .Sr. Gobernador Civil de la provincia, y está
integrada bajo mi directa Presidencia por Corporaciones, Cámaras y Milicias, especialmente
la Falange Española Tradicionalista y de la JONS, iniciadora de tan plausible
idea; y el concurso de proyectos para el Monumento quisiéramos que se anunciara
muy en breve.
Por la espiritualidad y justicia del
propósito, seguros quedamos en que encontraremos en Vd. un apasionado
colaborador.
Agradeciéndole de antemano cuantas
noticias pueda darnos sobre la marcha de los trabajos, le saludo en nombre de
mis compañeros y el mío propio, su afectísimo amigo y compañero.
Firmado, el Alcalde de Burgos, Manuel
de la Cuesta.
Se incluyen textos que
sirven de adulación a los destinatarios. Como ejemplo: “Navarra, la más
esforzada, la noble y la leal”; “Valladolid, de las primeras en la lucha de la
defensa del Alto del León”; “Galicia, la tierna y espiritual, que entregó sus
hijos, y llevó sus bienes a todos, para aliviar sus necesidades”; “Zaragoza, la
heroica, valladar infranqueable como siempre a las tropas mercenarias”;
“Sevilla, la bella, la que se rindió amorosa al General que más la quería”.
Entre los meses de octubre y noviembre de 1937, la Comisión
envía cartas a múltiples poblaciones, recabando el apoyo a la suscripción
nacional abierta para hacer el monumento a los caídos en Burgos. El Secretario de la Comisión y principal
impulsor de la idea, el falangista Izquierdo, a la vista seguramente de que no
se estaba recibiendo el apoyo esperado desde otras provincias, expresa en un
escrito dirigido a la Comisión que “sería muy conveniente, como se indicó
otras veces, el visitar a las Juntas de la Capitales de Provincia lo antes
posible, haciéndoles ver que era ya una idea aceptada por el Generalísimo, y
autorizada la suscripción por el Gobernador General, y que no puede estarse
a merced de que cada día se ocurra a uno iniciativas distintas”
Luis Castro escribe ciertamente, que aunque muchos
ayuntamientos recibieron felizmente la idea, otros tantos señalaron “otros
lugares con tantos o más merecimientos que Burgos para tener el honor de
albergar tamaño monumento (…) o bien eran partidarios de hacer no uno, sino
varios monumentos de ámbito local o provincial.
Y aquí es donde empieza a empantanarse el proyecto, pues en
los tres meses que se habían dado, sólo en Burgos se estaba recaudando dinero.
Y a más, crecía el interés de muchas ciudades y localidades que querían erigir
monumentos en homenaje a “sus” caídos, cosa sobre la que más tarde o más
temprano, el Gobierno de Franco tendría que tomar una decisión. Y lo hizo.
5-El primo del alcalde.
Otro de los escollos, que no
fueron salvados, fue el de la Comisión de estilo, que debía dictaminar
sobre el proyecto a hacer en el Castillo de Burgos.
El primer día de diciembre
de 1937, el secretario accidental de la Academia de San Fernando, el arquitecto vallisoletano Modesto López Otero, desde San Sebastián-que es donde tenía su
sede en estos días de la guerra-, comunica la buena acogida y deseo de colaborar
con el proyecto del monumento. Se presta a elaborar las bases del concurso y
formar parte del jurado. Para ello pide a
la Comisión que ”redacten la convocatoria con claridad, precisando
sus características, naturaleza del terreno para la cimentación, documentos a
presentar, con la mayor unidad posible, escalas de los planos, medios de
representación, etc.
También contesta a los burgaleses que ya tiene designadas
a las personas que se encargarán del tema por parte de la Academia, y que
trabajarán con mucho interés y entusiasmo.
En los primeros días de 1938 aparece en escena un personaje
clave en toda esta historia: Pedro Muguruza Otaño (1893-1952), primo del
alcalde de Burgos Manuel de la Cuesta. Arquitecto de prestigio y afín al
régimen que había traído el golpe de estado, Muguruza fue Comisario del
Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional y más tarde, se hizo cargo de la Dirección
General de Arquitectura, responsabilidad que recayó en la Falange. Era en esos
momentos, tanto por la influencia y empuje de la Falange en el proyecto de
Burgos, como por la relación familiar del alcalde, el nexo de unión que podía
conseguir el apoyo de las Academia de San Fernando. El Palacio de la Prensa de
Madrid fue la obra que en 1924 la lanzó a la fama, y el primer gran edificio de
la Gran Vía Madrileña. Definió, con el régimen de Franco, un nuevo estilo,
desde la Dirección General de Arquitectura, que definiremos como
conservador, evocando los siglos XVI y XVII imperiales, pero son grandes
esplendores, dando valor a la arquitectura tradicional española. Su última obra
fue el proyecto de El Valle de los Caídos, en el que trabajó desde 1940 hasta
su muerte. Una
azarosa vida, pues este vasco de Elgóibar, que llegó a ser jugador del Atlético
de Madrid- cuando aún era filial del club bilbaíno- en su juventud, y fue un
destacado y prolífico arquitecto.
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Pedro Muguruza Otaño. |
Justo el 10 enero de 1938 toma posesión, en Burgos, como
miembro numerario de la Real Academia de San Fernando, y es a partir de aquí
cuando se intercambian las cartas entre el Alcalde de Burgos y su primo
Muguruza.
El 19 de mayo se reunieron en la sede de la FET de Burgos,
los miembros de la Comisión con Muguruza, y allí se trazó una especie de estrategia.
A saber: debían asegurar que el concurso se ajusta a las normas dictadas por
“el Instituto”; consultar a quien haya que pedir las bases del concurso; se remitirán al Sr.
Muguruza, al Instituto de España que él preside, a la Academia y a la Comisión
de Estilo.
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Escrito de la Academia de Bellas Artes de San Fernando dirigido a la Comisión. El 6 de junio de 1938 hace ver que se ha creado una comisión de estilo para las conmemoraciones de la Patria.
Archivo Municipal 18-3347.
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El 6 de junio del 38, de nuevo el Secretario de la Academia,
López Otero, envía una misiva a la Comisión Pro-Monumento, recordando que están
esperando un proyecto o pliego de bases del concurso, algo sin lo cual no
pueden asesorar. Ahora además avisan de que se ha creado una Comisión denominada
“de estilo” en las conmemoraciones de la Patria, creada con fecha 18 de
febrero del 38, “cuya intervención se habrá de tener en cuenta
oportunamente”.
Este parece un aviso de trámite, pero de suma importancia según vaya avanzando
el tiempo. Según Castro
“los criterios estéticos-simbólicos” que Eugenio D´Ors-Jefe Nacional de
Bellas Artes en ese momento- propugnaba, chocan con el proyecto de Burgos, pues
entiende que “no deben situarse en cumbres o sitios destacados del paisaje
que pudieran alterar su contorno o aspecto habitual”. Algo que se obvió cuando salió adelante la actuación en Cuelgamuros.
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Este es uno de los varios telegramas y escritos que se envían a Muguruza y que no tienen respuesta.
Archivo Municipal 18-3347. |
Pasa un año, la guerra civil está finalizada, y la Comisión
sigue intentando que sea el propio Muguruza el que redacte el proyecto de bases
para el concurso, como se ve en la carta que envían, esta vez a Madrid
y no a San Sebastián en el primer día de mayo del 39. En la contestación del 13
de mayo, Muguruza indica que, pronto parará un par de días en Burgos para
hablar del asunto del monumento en el que le honran con el deseo de colaboración.
Es aquí en la despedida, donde se ve a las claras el parentesco pues se despide
Muguruza con un “muchos recuerdos para Pilar y los chicos, recibe un fuerte
abrazo de tu primo…Pedro”. Manuel de la Cuesta solía encabezar sus misivas con un “Querido Perico”.
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Carta enviada por el Arquitecto Muguruza a su primo el Alcalde de Burgos en 1939.
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El 14 de julio del 39, por fin, Muguruza establece una fecha
para una reunión en nuestra ciudad para “resolver el problema del Monumento a los
Caídos en Burgos”, por el que dice tener ”aunque no lo parezca, muy
especial predilección, al haber sido el primer tema que traté de nuestra
profesión al reintegrarme a la España Nacional”. Para el día 21 se citó con la Comisión y prometía traer ya un boceto de concurso. No debió
existir la reunión, o bien ninguna resolución se tomó, pues en septiembre manda
otra misiva a su primo alcalde para convocar una nueva. Y hasta aquí la relación con Muguruza. El
arquitecto de cabecera de Franco, ya estaba preparando el proyecto para
el Valle de los Caídos, y no era en Burgos.
6- Cambio de escenario.
Desde la finalización de la guerra y
la marcha de las instituciones del gobierno hacia Madrid, se intuía que lo del
monumento a los caídos en nuestra ciudad iba a tener dificultades. El peor de
los presagios para los dirigentes locales y los falangistas burgaleses,
impulsores del proyecto, se revelaron realidad en el verano de 1939. El 23 de
agosto del que llamaban “año de la Victoria”, el Gobernador Civil
escribe al Alcalde para “llamarle la atención sobre el decreto del
Ministerio de la Gobernación del 7 de agosto, disponiendo queden supeditadas a la
aprobación del mismo, todas las iniciativas de monumentos en general”.
En esa fecha, Ramón Serrano Suñer-Ministro de la Gobernación-, decreta que, con el objetivo de
que todos los monumentos que se hagan con objetivo de conmemorar la guerra, o servir
de homenaje a los caídos, tengan unidad de estilo para buscar su perpetuación,
deben ser antes aprobados por su ministerio.
Y justifica el decreto por causa de “evitar que el
entusiasmo, justificado en muchas ocasiones, pueda regir caprichosamente esta
clase de iniciativas, sembrando desilusiones cuando se trate de proyectos no
viables…”
El decreto se compone de tres artículos:
v Artículo primero: “Todas las
iniciativas de monumentos en general, incluso la apertura de suscripciones para
su construcción, concursos de proyectos, etc. Quedan supeditados a la
aprobación de este Ministerio, al cual deberán elevarse jerárquicamente, con
informe de las autoridades que intervengan el trámite”
v Artículo segundo: “Queda prohibido
publicar noticias o informaciones, o hacer cualquier otra propaganda sobre
iniciativas y proyectos, hasta que no se tenga aprobación.
v Artículo tercero: “ Este Ministerio,
por medio de la Jefatura Nacional de Propaganda, comunicará la resolución que
recaiga sobre la oportunidad de las proposiciones, y resolverá, en su caso, la
forma en que haya de gestionarse el proyecto.”
Esto es una bomba en la flotación del proyecto que en Burgos
se estaba planteando desde hacía 2 años, y que ahora debía empezar de nuevo y
competir con otros. Y lo más sangrante del caso, es que Serrano Suñer
firma este decreto en Burgos.
El mazazo definitivo al Monumento de los Caídos en Burgos, se
lo dio otro Decreto, esta vez firmado en El Pardo, con fecha 1 de abril de 1940.
Fecha buscada por conmemorarse el primer año tras la victoria de las tropas de
Franco contra el Gobierno de la República. Encabeza el decreto “disponiendo
que se alcen Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, en la finca situada
en las vertientes de la Sierra de Guadarrama (El Escorial), conocida por Cuelgamuros,
para perpetuar la memoria de los caídos en nuestra Gloriosa Cruzada”
|
Sobre estas líneas la transcripción del decreto de Franco que llevó el Monumento a los Caídos hasta Cuelgamuros.
Archivo Municipal 18-3347. |
Justifica el Dictador, que se ha elegido un lugar retirado, donde
la grandiosa naturaleza ponga un marco digno a los muertos, siendo un lugar de
peregrinación. El deseo de los próceres de Burgos por los suelos y enterrado,
al decidirse el Caudillo por otro lugar para aquella magna idea, nacida de los que
le acompañaban los días en que la guerra estaba viva, y Franco se paseaba por
los jardines del Palacio de la Isla.
Para hacer frente a los gastos que originó la compra del
lugar, quedaron supeditados los fondos de la suscripción nacional, que quedó reservada
a este fin. También se crea una Comisión que ponga en marcha el proyecto en el
menos tiempo posible.
7-Robo y pataleo.
El falangista Florentino Martínez
Mata sustituye al frente del Ayuntamiento a Manuel de la Cuesta, el 27 de mayo
de 1940, justo en el momento en el que desde Madrid se empiezan “a dar
calabazas” al proyecto de Burgos.
Son numerosos los intentos de audiencia solicitada con el
Dictador: el 19 febrero del 40 por iniciativa de Manuel de la Cuesta, en abril
Julio Muñoz, en junio y agosto por Martínez Mata, en septiembre otra vez Julio
Muñoz, en todos los casos sin éxito. Franco evitó conscientemente a los
representantes del ayuntamiento de Burgos.
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Petición del Alcalde para reunirse con Franco y hablar del Monumento previsto en Burgos.
Archivo Municipal 18-3347. |
El 4 de octubre de
1941, pocos días antes de iniciar mandato Aurelio Gómez Escolar, el alcalde
accidental, Eduardo Conde, cita a la Comisión del Monumento Nacional a los
Caídos. Ahora la componen: Julio de la Puente, Presidente de la Comisión
Gestora de la Diputación Provincial, Pascual Eguiagaray Presidente de la Cámara
de Comercio e Industria, José Antonio Plaza Vicepresidente de la Cámara de la
Propiedad Urbana, Ricardo Díaz Oyuelos Director Gerente de la Caja de Ahorros
Municipal, Valeriano Villalaín jefe provincial del Trigo, y Pedro Izquierdo en
calidad de Secretario de la Comisión.
En esa reunión del 4 de octubre del 41, Conde da cuenta de la
carta recibida del Generalísimo, en la que manifiesta que “desde luego,
la cantidad a que asciende la suscripción que para el monumento que se iba a
erigir en esa Ciudad en honor a los Caídos, sea enviada al Sr. Inspector
General de suscripciones, para incrementar la suscripción para construir la
Basílica-Monasterio y Cuartel de Juventudes en la finca conocida por
Cuelgamuros, en la vertiente de la sierra de Guadarrama(…), sin que esta
cantidad haya de servir para incrementar en nada, lo relacionado con la
Asociación Oficial de los Mártires de Madrid y su provincia.”
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Contestación de Francisco Franco Salgado-Araujo, Secretario Particular de Franco, al Alcalde en funciones en ese momento, sobre el destino del dinero de la suscripción de Burgos. Archivo Municipal 18-3347.
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Efectivamente, esta carta del Secretario Militar y Particular
de Franco, viene
a contestar otra enviada por el Alcalde de Burgos en septiembre, dirigida al
Generalísimo, y manifestando la queja de que las donaciones que se habían hecho
en Burgos, eran para un monumento general de todos los caídos, y no se veía
bien que fueran ingresados para los mártires de Madrid. Incluso plantean los
regidores burgaleses que se debía consultar a los donantes para ver si estaban
conformes con el nuevo destino.
Y es que una comunicación del Gobernador Civil, trasladando
otra del Inspector General de Suscripciones del 18 de agosto de 1941, decía que se
debían transferir a la mayor brevedad posible, por orden “expresa de S.E. el
Jefe del Estado(…) los fondos existentes en la suscripción Monumento a los
Caídos de esa provincia, pasando a la Asociación Oficial de Familiares de los Mártires de Madrid”.
A pesar de las aseveraciones de Franco, finalmente consta, como
recoge Luis Castro en su artículo, que el dinero fue a la cuenta de la
Asociación de Madrid, una vez que el Ayuntamiento depositó las 231.131 pesetas y 75 céntimos en el Banco de España con fecha 4 de octubre de 1941. En el folio
96 del expediente del archivo municipal 18-3347, que es donde está toda la
documentación que estamos siguiendo en este capítulo, aparece una comunicación
fechada y firmada por Guillermo Kirpatrik,
en Madrid el 23 de octubre, dando recepción al dinero transmitido por el
Ayuntamiento, y siendo trasferido a la cuenta que en Banco de España tiene
la Asociación Oficial de Familiares de Víctimas de Madrid y su provincia, “con
destino a los fines que la Superioridad tenga a bien disponer.”
Un pan como unas hostias.
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Oficio de Guillermo Kirpatrik dando cuenta del destino dado a los 231.131 pesetas
Archivo Municipal 18-3347 |
Al final no sabemos si como Franco prometió,
fue al Valle de los Caídos o no. Será objeto de otra investigación. Opino que
es muy probable que sí, porque en esas fechas debía ejecutarse el proyecto
madrileño, y la mayoría salieron de suscripciones que se habían hecho en diversos lugares de España. También se destinó el dinero de la venta de Lotería de varios años.
8-El dinero.
El 28 de julio de 1941 la Alcaldía
hacía cuentas de lo recaudado y reclamado por la Inspección General de
Suscripciones. Era de este tenor:
Cantidades suscritas……………………………………………...923.069,35 ptas
CANTIDADES
NO INGRESADAS:
· Banco
de España…………………………………………………300.000
·
Ayuntamiento
de Burgos……………………………………........250.000
·
Diputación
Provincial…………………………………………..….50.000
·
Caja
de Ahorros Municipal…………………………………….......30.000
·
Señores
Diputados Provinciales………………………………..........5.000
·
Banco
Español de Crédito…………………………………….....…50.000
·
Cartuja
de Miraflores (BEC)………………………………………..…250
·
Restaurante
“El Castellano” (BEC)……………………………….....…50
·
Escuela
Vivar del Cid (BEC)…………………………………….......…14,60
·
Don
Valentín Rodríguez (BEC)…………………………………….……5
·
Banco
Hispano Americano (diversos)…………………………...........850
·
Por
gastos justificados……………………………………….........…5.742,50
Total cantidad no ingresada de la suscrita: 691.912,10 ptas.
Esto da la cifra de 231.157,25
pesetas que es lo que la Caja de Ahorros Municipal dispone, y lo que el Alcalde
de Burgos envía al Banco de España según lo ordenado por la Superioridad.
El Inspector General de Suscripciones
avisa al municipio de “que haga las gestiones pertinentes acerca de las
entidades que se han suscrito con cantidades ascendientes a 686.189,60 pesetas,
y que no han sido hechas efectivas, las cuales deben quedar en depósito y si
hacer de ellas ningún gasto.”
Esta es la cantidad suscrita no ingresada descontando los gastos.
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Oficio del Gobierno Civil de 25 agosto 1941 dirigido al Alcalde, para que ingrese el dinero y haga gestiones tendentes a recaudar lo no ingresado aún y comprometido.
Archivo Municipal 18-3347 |
En abril de 1943, casi dos años
después, el Gobernador del Banco Español de Crédito, abona un talón para
depositar en la Caja de la Corporación Municipal 54.734,15 pesetas “independientemente
de su presupuesto y dejándolo en depósito a los efectos oportunos, hasta tanto
se consigan las debidas autorizaciones para su utilización(…)”.
Pasaba que el 27 de marzo de 1942 la
Comisión Municipal Permanente había decidido que se centralizasen en la Caja de
Ahorros Municipal, todas las cantidades procedentes de suscripciones que se
encontrasen en Bancos y entidades de la Ciudad. Todo ello cumpliendo la orden
dada por el Ministerio de la Gobernación en agosto del 39. Tardó 3 años nada
menos el Banco Español de Crédito en cumplirlo. Aprovecha el alcalde, que en estos momentos era Aurelio Gómez Escolar,
para recordar al Gobernador Civil, el compromiso del Generalísimo de que estas
cantidades y las ya enviadas, sean para el Proyecto de Cuelga-muros, y no para
la Asociación de Familiares de Mártires de Madrid.
Aún hay más. Carlos Quintana Palacios toma posesión como alcalde de Burgos
el 5 de enero de 1945. En esas fechas la obras para el Monumento en el Valle de
los Caídos ya estaba en marcha. El 18 de junio se atreve a enviar un escrito
a Franco, solicitándole la devolución de las 231.157,25 pesetas que fueron
objeto de la suscripción para el Monumento a los Caídos en Burgos, para la
reconstrucción del Castillo, deseo dicen, manifestado por el Caudillo en
varias ocasiones y también por el Ministro de Educación. Significa el alcalde,
la poca capacidad financiera del Ayuntamiento para acometer el proyecto, que
tiene casi terminado el Arquitecto Conservador del Tesoro Artístico Nacional, Francisco
Íñiguez Almech.
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Este es uno de los dibujos hechos por Iñiguez para la reconstrucción del Castillo. A su izquierda se asoma la Iglesia de la Blanca cuya recuperación también se preveía al parecer. |
Recuerda que tuvieron que enviar el dinero de la suscripción
nacional iniciada en el 37, y que, entre otras cosas, preveía una
recuperación de la fortaleza para ser monumento a los Caídos y homenaje a los
héroes. Lamenta que ese dinero fuera a la Asociación de víctimas de Madrid
cuando en origen era fundamentalmente de burgaleses para Burgos. Y lo hace como
solían terminar las cartas oficiales en esos días: “por Dios, por España y
su revolución Nacional- Sindicalista”. Recordemos que Carlos Quintana
también provenía de la Falange.
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Oficio de Luis Carrero Blanco dirigido al Alcalde en 1945.
Archivo Municipal 18-3347 |
La contestación de Luis Carrero
Blanco, que en aquel año ostentaba el cargo de Subsecretario de la
Presidencia del Gobierno, termina con todas las esperanzas del Ayuntamiento
para siempre, y es el documento que da fin al expediente municipal en el que se
trata este asunto. Carrero Blanco da por zanjado el tema con un ”he de
significarle que las cantidades que se recaudaron en esa Ciudad, y que por
orden del general Kirpatrik, fueron
enviadas a esta Capital, no es posible devolverlas a ese Ayuntamiento por
haberse dado ya destino a las mismas en unión de las que igualmente se
recaudaron en otras provincias con distintos fines”. En
roman paladino: a callar la boca.
Como indica Luis Castro en su libro Burgos
Capital de la Cruzada, todas estas actividades relacionadas en el
colaboracionismo con el régimen-entre las que estaba el proyectado
monumento-, rebasaban con mucho las posibilidades económicas del Ayuntamiento, “pues
enseguida se abordaron gastos extraordinarios no previstos, muchas veces
ordenados por autoridades superiores”.Sin embargo el Ayuntamiento acogió de buen agrado la instalación de organismos
y dependencias del estado. En previsión de obligaciones futuras, a parte de una
subida generalizada de las carga fiscal-tanto vía impuestos como donaciones
voluntarias-, amén de ventas de parcelas municipales, en 1938 se
concertaron préstamos que iban a perjudicar el desarrollo y la atención de los
problemas cotidianos de los burgaleses: construcción de vivienda social, pavimentación
de vías públicas, abastecimiento de aguas, asistencia social…
9-Los protagonistas.
Detengámonos finalmente en lo que
Luis Castro tituló “ediles al servicio de España” y al que seguimos en
su descripción del Consistorio de aquellos años. El Ayuntamiento de Burgos,
cuando tuvo lugar el golpe de estado en julio del 36, a diferencia de otros,
mantenía los concejales elegidos el 12 de abril del 1931. Sólo había cambiado al alcalde Perfecto Ruiz Dorronsorro que había dimitido en 1934, sustituido por
el ex socialista Manuel Santamaría. En febrero de 1936 es elegido alcalde el
republicano moderado Luis García y García-Lozano. Era un ayuntamiento con una mayoría
de monárquicos, católicos y republicanos moderados. Varios concejales como el
carlista Echevarrieta y el falangista Florentino Martínez Mata, estaban al
tanto del golpe militar que encabezaría en Burgos Fidel Dávila.
A partir de octubre de 1936-como
recoge Luis Castro-, los ayuntamientos de la zona nacional funcionaron a modo
de juntas gestoras, con un corto número de concejales, entre los que debían
estar los mayores contribuyentes “que reúnan las características de
apoliticismo y eficacia”.
Se volvía al viejo sistema
centralista en la designación de alcaldes y gobernadores civiles, contrario a
la progresista y republicana que prefería una elección democrática.
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Manuel de la Cuesta y Cobo de la Torre. Foto del Archivo Municipal. |
Así fue designado alcalde-tras jurar
los Principios Fundamentales de Movimiento- el derechista Manuel de la Cuesta y
Cobo de la Torre, que ya había ocupado el cargo 4 veces antes. Desde que fue
elegido concejal en 1908 hasta 1923, no faltó del salón de plenos, siendo una
de las personas que más tiempo estuvo en esta función. Licenciado en Derecho
por la Universidad de Salamanca estuvo durante toda la guerra civil al frente
del Consistorio hasta su muerte en 1940. Es el principal protagonista de todo
el affaire del Monumento a los
Caídos en Burgos.
Esto representa el continuísmo en el poder de
la oligarquía burgalesa, que siempre había estado al frente del municipio tanto
en la monarquía como en la etapa de Primo de Rivera. Nada nuevo bajo el sol. Oligarquía
y caciquismo.
Castro publica la filiación política y
profesional de los 15 concejales que- con algunos ligeros cambios -estuvieron
durante toda la guerra civil. Lo reproducimos por ser muy expresivo:
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Estos eran los componentes del Ayuntamiento nombrados por el Gobierno de Franco en 1936.
Cuadro extraído del libro de Luis Castro "Burgos Capital de la Cruzada". |
Como se ve en la filiación política
de los concejales que es enviada a requerimiento del Gobierno, domina algo en
lo que Franco y su Movimiento afirmaban: que estaban por encima de los
intereses de los grupos políticos y sociales. Ante todo, España. Ser apolítico era una etiqueta que estaba bien vista en aquella burguesía local, de pequeños y medianos
industriales, comerciantes, propietarios inmobiliarios, especuladores,
abogados, representantes del Círculo Católico…
Algunos se confesaban simplemente ”de Franco”.
Se confió el gobierno municipal a las
élites económicas que lo habían dominado siempre, ahora sumisas con el nuevo
régimen. También a los entes que colaboraban con Franco: la Falange y la
Iglesia.
El Valle de los Caídos es, a día de hoy, un monumento perteneciente al Patrimonio Nacional, que fue mandado construir por el dictador Francisco Franco. Se iniciaron las obras al año de terminar la Guerra Civil-1 abril 1940-, y finalizaron el 1 de abril de 1959. El diseño de esta obra fue del arquitecto Pedro Muguruza, y a su fallecimiento-en 1950- lo terminó Diego Méndez. El valle donde está ubicado- Cuelgamuros- pertenece al municipio de San Lorenzo de El Escorial. Quizás el Generalísimo buscaba enterrarse cerca de los Reyes de España, dueños de aquel Imperio que añoraba. La Cruz que lo preside tiene 150 metros de altura (las torres de la Catedral de Burgos miden 90 metros), y un ingeniero republicano depurado que trabajaba en Huarte-la constructora-, Carlos Fernández Casado, hubo de intervenir para que no se derribara por el viento de aquellos parajes. Era excesivo a todas luces.
Allí yacen enterrados más de 33.000 combatientes de ambos bandos, los cuales están sin identificar en su mayoría. La Ley del 23 de agosto del 57 modificó el proyecto inicial para que acogiera víctimas de ambos bandos, "por un sentido de unidad y hermandad entre los españoles". El coste final de la obra-según el Consejo de Obras del Monumento- fue de 1.159.505.687 pesetas ( casi 7 millones de euros), que salieron, en parte,de la suscripción nacional abierta durante la guerra-se estima que 236 millones de pesetas salieron de las aportaciones hechas al bando nacional-, y posteriormente de los sorteos extraordinarios que cada 5 de mayo celebró la Lotería Nacional, además de donativos particulares.
Y para finalizar, habrá que concluir que-a título particular-, forzados o no, muchos burgaleses y burgalesas aportaron lo que humanamente tenían, para un Monumento que pretendía hacerse en Burgos, y por esas cosas de la política, su dinero voló a otros lares.También otros se alegrarán de que este fasto de autoelevación del franquismo no se levantara en nuestra Ciudad y Castillo. Desde luego el abandono de la fortaleza hubo de esperar casi hasta el final de la centuria para que se interviniera en él, y todavía forma parte de un proyecto inconcluso. En los años 50, eso sí, se hizo una amplia plantación de arbolado que lo han convertido en un extenso parque para la ciudad. Tan sólo a mediados de los 90 se remozó y recuperó parte de lo que fue.
BIBLIOGRAFÍA:
-BRIONGOS,Raúl:
"Cuando el valle de los Caídos iba a estar en Burgos".Artículo publicado en Diario de Burgos el domingo 22 de junio de 2003.Página 16.
-CASTRO BERROJO, Luis:
"Capital de de la Cruzada. Burgos durante la Guerra Civil".Ed. Critica. Barcelona 2006.
-CASTRO BERROJO, Luis:
”El recuerdo de los caídos: una memoria hemipléjica”. Universidad de Barcelona. EBRE 38, Revista Internacional de la Guerra Civil. 2008.
-PÉREZ BARREDO, Rodrigo:
"Las reencarnaciones del Castillo".En Diario de Burgos domingo 11 abril 2004. Pág. 16.
-TUÑÓN DE LARA, Manuel:
"Revolución Liberal y época contemporánea" en Historia de España, VVAA, editorial LABOR, Barcelona 1991.
-SALAS LARRAZABAL, Ramón: “Burgos durante la Guerra
Civil”. Historia de Burgos IV edad contemporánea (I). Caja de
Burgos.2002.Pág 529
-SANTOS Y GANGES, Luis:
"La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y la Industria de los billetes de Banco. Historia de la Fábrica de Papel de Burgos.".Ed. DOSSOLES 2018.
-Varios Autores: “Protagonistas burgaleses del siglo XX”; Volúmenes
1 y 2. Diario de Burgos, 2000.
FUENTES:
Archivo Municipal de Burgos. Expedientes signatura:
-9-2178
-18-3347
-18-3664
Jesús Ojeda Calvo. Agosto 2019.